¿Por qué un hombre engaña y no deja a su esposa?

Todas conocemos o vivimos casos en los que sabemos de hombres que engañan a su pareja con otra y que, aun así, deciden conservar el matrimonio

Al ver esto nos preguntamos, ¿por qué lo hacen?, ¿Qué los detiene?, ¿Cuál es la motivación de un hombre para llevar una doble vida llena de engaños? La respuesta es más simple de lo que piensas.

1. Un traicionero no deja a su esposa porque ya tiene lo que necesita:

Una de las causas más frecuentes de una traición es la falta de actividad intima o poca comunicación en la pareja. Pero los hombres no dejan a sus parejas oficiales porque solo con ellas pueden tener una relación socialmente estable, con hijos, mascotas, salidas con amigos y vacaciones familiares.

2. Un traicionero no deja a su esposa porque la ama:

Entonces, ¿por qué fueron traicioneros? La realidad es que muchas veces la traición no significa falta de amor, a veces, la rutina puede conducir a la pareja al alejamiento y futura traición. Los hombres traicioneros no dejan a sus parejas oficiales porque tienen la esperanza de que la llama del amor vuelva a encenderse y puedan continuar con su vida amorosa como al inicio.

3. Un traicionero no deja a su esposa porque quiere evitar el divorcio:

A los hombres traicioneros les gusta tener el control en su vida amorosa, y un divorcio o una separación tras varios años de relación o convivencia sería un desgaste emocional muy fuerte para ellos, además de los trámites, dinero y explicaciones a los amigos y familia.

4. No deja a su esposa porque tiene miedo a empezar de cero:

A todos nos da miedo buscar nuevas relaciones sentimentales y esto se vuelve más difícil con la edad o después de una separación. Muchos hombres no dejan a sus esposas porque comprenden que una aventura es algo pasajero que quizá sólo esté llenando expectativas superficiales con la otra mujer, mientras que el matrimonio es algo que ha construido durante años a través de muchos sacrificios.

Al final, solo nos queda decir que ninguna mujer tiene la obligación de perdonar una infidelidad, aunque después de haber fallado y ser desleales a la relación, ellos vuelvan arrepentidos a pedir perdón.